Poemas Macabros
“La música es un lenguaje poético, más apto
seguramente que la propia poesía, para expresar todo lo
que, dentro de nosotros mismos, traspasa los horizontes
normales, lo que escapa al análisis lógico, lo que se
encuentra en las profundidades inaccesibles.”
Franz Liszt
¿Puede la música contar una historia? ¿Pueden los sonidos ser capaces de describir hechos, animales, un personaje histórico o un lugar fantástico? En el siglo XIX se discutió largo y tendido sobre la programabilidad de la música, sobre su sentido y sobre la posibilidad de que esta pudiera ser realmente capaz de representar una realidad extramusical a través de sus sonidos.
Aunque la capacidad descriptiva de la música sea discutible debemos mencionar que la «música programática» siempre ha existido pudiendo así encontrar varios ejemplos en la música profana del siglo XIV, en el repertorio barroco francés para clavecín o, simplemente, en las «Cuatro estaciones» de Antonio Vivaldi. En cualquier caso no podemos olvidar que en 1854 Franz Liszt fue quien creó el neologismo para explicar este movimiento musical que tanto éxito obtuvo en el romanticismo y que lo llamó Poema Sinfónico. Aunque fuera Franz Liszt quien usara por primera vez este termino, no fue él quien compusiera primero este tipo de pieza, puesto que realmente nos tendríamos que remontar a 1830, cuando Hector Berlioz compusiera la Sinfonía Fantástica empezando así la gran época del Poema Sinfónico. Este nuevo género representaba la nueva estética musical en la que la música y sus formas podían adaptarse a cualquier concepto extramusical, intentando representar acciones y sentimientos sin imágenes, únicamente con sonidos.
Muchas de estas composiciones, por otra parte, abordan el tema de lo macabro, un concepto romántico por excelencia. La posibilidad de representar musicalmente historias que describen a los demonios, a las brujas y a la misma Muerte hizo florecer la fantasía de muchos compositores que con esta nueva tendencia compusieron verdaderas obras maestras.
Hoy en día lo poco que percibimos sobre lo macabro lo filtramos a través de celebraciones que poco tienen que ver con nuestra cultura, como la tradición celta que actualmente conocemos como Halloween. La intención de la Nueva Babel, en colaboración con el pianista italiano Rinaldo Zhok, es ofrecer al público un concierto/espectáculo en el que el baile y la poesía macabra se fundan con composiciones tan célebres como la Danse Macabre de Saint Saëns o el Aprendiz de brujo de Paul Dukas, en un recorrido muy inusual y sugerente.
Franz Liszt (1811 – 1886) Aprés une Lecture de Dante (1849) de Années de pèlerinage
Camille Saint-Säens (1835 – 1921) Danse macabre (1874) inspirada en la poesía de Henri Cazalis (Transcripción de Franz Liszt revisada por Vladimir Horowitz)
Modest Músorgski (1839 – 1881) Una noche en el Monte Calvo (1867) Inspirada en el cuento La noche de San Juan de Nikolaj Gogol (Transcripción de Konstantin Chernov)
Paul Dukas (1865 – 1935) El aprendiz de brujo (1897) Scherzo sobre una balada de Goethe (Transcripción de György Sandor)
Manuel de Falla (1876 – 1946) El amor brujo (Suite) (1915) Danza del terrorDanza ritual del fuego
Joaquín Larregla (1865 – 1945) La embrujada del caserío